AGOSTO EN VANCOUVER 2014

 In Vancouver

Todo empezó cuando, una vez que me había dado cuenta de que ya no podía eludir mi cita con el inglés, leí en un artículo que Vancouver está considerada la mejor ciudad del mundo para vivir. Pensé que probablemente sería una exageración, pero sentí la curiosidad de conocer esa ciudad.

El primer paso que di fue contactar con Information Planet, que tras comunicarle mi inquietud por aprender inglés y mi preferencia por ir a Canadá, realizó todas las gestiones necesarias y en apenas unos días tenía todo preparado: un curso de un mes en una de las mejores escuelas de Vancouver y con alojamiento incluido.

A pesar de que todo lo que leí sobre Vancouver era muy positivo, la realidad superó mis expectativas, al bajar del avión me esperaba una ciudad cálida, amable, acogedora y multirracial que poco a poco fui descubriendo. El recibimiento por parte de la familia que nos fue asignada no pudo ser mejor, un acogedor matrimonio filipino afincado allí desde hace más de 10 años me esperaba con los brazos abiertos, gracias a su ayuda, todo fue muy fácil. Además de recibirme a mí, recibieron a otros estudiantes de nacionalidades diferentes, de este modo, las cenas y barbacoas en el jardín se convirtieron en reuniones de 7 amigos de distintas nacionalidades (japonesa, española, mexicana, saudí y filipina) que solían alargarse porque ninguno queríamos que llegasen a su fin.

Las clases en la escuela eran dinámicas, participativas y divertidas, y las tardes libres daban la oportunidad de ir descubriendo los rincones de la ciudad. De este modo, con buena compañía, descubrí que Vancouver es una ciudad verde, donde se vive en contacto directo con la naturaleza, donde el estilo de vida es saludable, donde todo el mundo practica deporte y respeta el medio ambiente. El clima templado de la ciudad permitía realizar todo tipo de actividades: desde ir a la playa a tomar el sol relajadamente o montar en bici por alguno de sus grandes parques hasta practicar deportes de riesgo como tirolina o parapente.

Y los paisajes que nos ofrecía la ciudad desde los distintos puntos de vista desde donde la mirábamos no dejaban indiferente a nadie.
Por las noches, la ciudad se encendía y los bares y pubs se llenaban de gente joven donde, a pesar de que las nacionalidades eran muchas y muy variadas, todos nos entendíamos en inglés.

Así, día a día, aprendiendo inglés, conociendo gente y visitando lugares increíbles, el mes se pasó volando, y lo que al principio era un viaje para estudiar, se convirtió en un verano inolvidable.

 

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Cartel muy pequeño de Se ALquila